¿Qué son las habilidades motoras?
Las habilidades motoras son aquellas que requieren de grupos musculares, pequeños o grandes, para coordinar movimientos corporales necesarios para la vida normal. Las habilidades gruesas involucran los músculos centrales, como el abdomen, la espalda, los brazos y las piernas, y las finas, en cambio, grupos más pequeños, como los de la mano para desarrollar tareas con un alto grado de control y precisión. Aunque tienen pequeñas diferencias y se desarrollan en distintas etapas del crecimiento de tu bebé, es necesario conocerlas para que puedas incentivarlos, motivarlos y guiarlos en su aprendizaje. Sigue leyendo y te contaremos cómo hacerlo.
A medida que tu bebé crece y comienza a investigar su entorno, desarrolla nuevas habilidades. Si al principio sus movimientos son reactivos e involuntarios, mientras pasan los días y las semanas esas acciones son cada vez más voluntarias y controladas. Esto pasa porque comienza el desarrollo de las habilidades motoras gruesas, las que son un conjunto de capacidades que irán aumentando en la medida que crece.
Mientras que las habilidades motoras gruesas involucran los músculos más grandes del cuerpo, las habilidades motoras finas trabajan los músculos más pequeños de las manos, dedos y muñecas. Estas últimas tienen que ver con la destreza para, por ejemplo, tomar un lápiz, jugar con bloques o abrochar un botón. Cuanto mejores sean sus habilidades motoras finas, más fáciles encontrarán tareas como dibujar y más rápido podrán realizarlas.
¿Qué significa cuando hablamos de motricidad gruesa?
Entre las más básicas o fáciles puedes encontrar la capacidad de sentarse, de mantenerse de pie, caminar, correr, saltar, levantar cosas o patear. Y luego están las habilidades que necesitan un poco más de pericia como andar en bicicleta o a caballo, practicar deportes como fútbol, patinar y nadar.
Con el desarrollo de las habilidades motoras gruesas, tu hijo también está trabajando el equilibrio, la coordinación, la coordinación mano-ojo y el fortalecimiento de las vías neuronales en su cerebro.
Son vitales para su desarrollo ya que permiten que los niños realicen funciones cotidianas cruciales para su rutina diaria como vestirse, donde debe poder pararse sobre una pierna para poner la pierna dentro del pantalón sin caerse, subir y bajarse del auto cuando llegan al colegio e incluso bajarse de la cama para comenzar el día.
Las habilidades motoras gruesas también influyen en otras funciones cotidianas. Por ejemplo, son necesarias para que l@s niñ@s puedan mantener una postura apropiada en la mesa lo que impacta directamente en su capacidad para desarrollar las habilidades motoras finas como escribir, dibujar y cortar.
¿Por qué es importante el desarrollo de la motricidad fina?
Las actividades de motricidad fina implican destreza manual y a menudo requieren la coordinación de movimientos de las manos y los dedos con los ojos, lo que se conoce como coordinación mano-ojo. Las competencias de las habilidades motoras finas incluyen poder agarrar y manipular objetos, usar ambas manos para una tarea y usar solo el pulgar y un dedo para levantar algo en lugar de la mano entera.
¿Cómo puedes ayudar a tu hijo a desarrollar la motricidad gruesa y fina?
Algunas de las primeras cosas que puedes hacer para promover las habilidades gruesas son:
- Cambia la dirección en la que acuestas a tu bebé en la cuna todos los días. Esto lo animará a girar su cabeza en diferentes direcciones y fortalecerá ambos lados de su cuello.
- Practique el “tiempo boca abajo” o de “guatita” todos los días. Esto ayuda a los bebés a aprender a levantar la cabeza, empujar hacia arriba, darse la vuelta, sentarse y gatear. Intenta unos minutos varias veces al día, comenzando desde el nacimiento.
- Juegue juegos que desafíen un poco a tu bebé. Por ejemplo, cuando pueda sentarse sin apoyo, pon su juguete favorito fuera de su alcance. Esto hará que practique el equilibrio mientras trata de agarrar su juguete. También, puedes poner los juguetes sobre el sillón, una silla o una mesa, lo que animará a tu bebé a mirar hacia arriba, levantar la cabeza y empujar sobre sus manos y rodillas para localizar su juguete. Esta acción le ayudará a prepararse para empezar a gatear.
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Una vez que tu bebé esté gateando o incluso si ya se para solito, crea pistas de obstáculos que lo inciten a atravesar túneles y subir y bajar almohadas.
Para practicar la motricidad fina, en cambio, dale pequeños objetos o juguetes brillantes y observa cómo primero intenta agarrarlos con con ambos brazos y luego de unos pocos días comienza a transferirlos de una mano a otra.
Entre los 6 y los 9 meses verás como ya logran apretar objetos, mostrar preferencia por una mano sobre la otra, colocar objetos pequeños en una taza o recipiente y pasar las páginas de un libro grueso.
Una vez que tu bebé haya comenzado a comer alimentos sólidos, déjale algunos pedacitos sobre la mesa y observa cómo trata de agarrarlos. Recuerda que deben ser trozos grandes de alimentos muy blandos para que pueda practicar agarrándolos y llevarlos a la boca. Esta habilidad se conoce como “dedos de pinza”, una meta muy importante en el desarrollo motor fino.
Acompañar a tus hij@s a lo largo de su viaje por la vida es una de las cosas más lindas que te tocará vivir. Aprovecha cada momento de su crecimiento porque el tiempo pasa ¡volando!.
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